Estos son todos mensajes ambientales sacados de productos de diferentes supermercados del país agrupados por las secciones en las que se venden. Si ya resulta complicado para el consumidor saber el impacto real de lo que compra, lo que aparece en las etiquetas parece puesto adrede para confundir todavía más. Mezclados con sellos prestigiosos (como FSC o MSC) se pueden encontrar infinidad de reclamos de escaso rigor, afirmaciones difíciles de comprobar o directamente falsas atribuciones. Curiosamente, las secciones del súper con productos teóricamente más dañinos son en las que se encuentran más de estos mensajes.