Texto: Sara Acosta | París
Brigitte, 57 años, anima haciendo pasillo a la curiosa procesión que entraba este domingo en la plaza Jean Jaurès del distrito de Montreuil, a las afueras de París. Llevada por el entusiasmo generalizado, grita junto a cientos de personas reunidas en la plaza: “¿De quién son estas sillas? Son nuestras”. Una a una, 196 personas desfilan hacia el centro del círculo con una silla sobre la cabeza. Cada una lleva marcados una fecha, un lugar y el nombre de un banco. Todas ellas han sido ‘requisadas’, o sea robadas, durante los dos últimos meses en sucursales de entidades financieras como BNP ParisBas, Crédit Agricole o HSBC. “Yo sigo el legado de Stéphane Hessel (autor del best-seller ¡Indignaos!). Hay que ser desobedientes. Es increíble que los países no puedan encontrar 100.000 míseros millones de dólares para el clima. Pero hay dinero suficiente, está en los paraísos fiscales”, comenta Brigitte. Se refiere al Fondo Verde para el Clima, una caja de dinero que los países ricos deben llenar con 100.000 millones de dólares a partir de 2020 para ayudar a los emergentes a adaptarse al cambio climático y financiar alternativas de energía limpia. Pero por el momento solo se han recaudado 62.000 millones.
Nantes, Bayona, Rennes, Perpiñán, Nancy, e incluso Bruselas y alguna ciudad suiza son los lugares donde decenas de personas han tomado sillas de 37 oficinas de bancos donde este domingo se iban sentando 196 personas venidas de todo el mundo para celebrar la ‘Cumbre de las Sillas’. “Esta es la verdadera COP, la conferencia de la gente, de la sociedad civil”, lanzaba desde el centro de la plaza una de las participantes. Alrededor, como si se tratara de la conferencia oficial, que hoy entra en la fase final de negociaciones, decenas de casetas abordaban los temas que están en juego para reducir emisiones: la energía, la agricultura, los bosques, el transporte. Y por encima de todas ellas, la más importante: las finanzas, la clave para que el mundo pueda poner en marcha la transición energética hacia una economía sin energías fósiles.
Las miles de personas reunidas en esta plaza al este de París denunciaban que solo con el dinero del fraude fiscal podría financiarse la ayuda a los países en desarrollo. “La propia Comisión Europea estima que la UE pierde 2.000 millones de euros por la evasión de impuestos”, explica Maxime Combes, economista y portavoz de la organización Attac, la instigadora de esta campaña que han apoyado decenas de intelectuales, entre ellos el sociólogo y filósofo Edgar Morin. Marianne, una señora de 88 años que empujaba con ayuda de su bastón una de las sillas sacadas de una oficina bancaria, resumía así su aportación: “Estoy aquí por el clima, podemos encontrar el dinero que hace falta, solo hay que sacarlo de la evasión fiscal”.
Pero el Fondo Verde fue solo un símbolo, pues tanto los países industrializados como los emergentes necesitarán mucho más dinero para financiar el cambio de modelo energético mundial que persigue la Cumbre del Clima de París. De esta otra, la de las Sillas, cuyo lema fue ‘cambiemos el sistema, no el clima’ salieron varias propuestas para liberar esos fondos: parar la evasión fiscal, reducir el ‘fardo’ de la deuda pública, instaurar un impuesto mundial sobre las transacciones financieras o eliminar las subvenciones a las energías fósiles. ¿Y las sillas? Como lanzó el portavoz de Attac: “Las devolveremos a los bancos cuando ellos hayan devuelto el dinero”.
Crédito foto: Mélanie Poulain, ATTAC